domingo, septiembre 30, 2007

Llueven pétalos negros

Hoy fue un día triste. La semana fue difícil y culminó trágicamente. En la mañana me llamó la Priscy para contarme que nuestro compañero, Oscar, muy querido por todos, había muerto.

La noticia es tan terrible que en realidad nadie sabía como reaccionar. Y es asombroso cóm, tras ser un curso tan dividido, ver a todos reunidos por una sola persona. Todos lo recordaremos siempre con cariño, porque gente como él hay pocos en el mundo. Era alguien alegre, amigable y confiable. Y unos de los pocos que regalan flores.

En realidad lo que más impresiona es que nadie podría pensar que alguien como él, tan alegre, con tantos proyectos, podía terminar así. Oscar tenía mucha gente que lo quería, y una hija pequeñita que crecerá sin un padre. Para todos nosotros, él lo tenía todo, estaba en su mejor etapa. Y todo acaba por culpa de un bus.

Oscar dejó mucha felicidad a quienes lo conocieron y en realidad creo que aunque ya se halla ido dejó una marca en todos nosotros y dejar un legado tan bonito, la alegría, es algo que perdura para siempre.

No hay comentarios.: