miércoles, abril 21, 2010

Papá

Hoy venía en la micro, de vuelta de una entrevista de trabajo. Vi subir una niñita a la micro, parecía que se hubiera revolcado en el suelo, con el uniforme sucio y su pelo revuelto. Más atrás venía su mamá llevando la mochila, bastante llamativa. Más que la apariencia de la niñita, ver la mochila de pronto me recordó una historia. Cuando yo iba en 5to o 6to básico necesitaba una mochila. Mi papá me llevó a comprar una al mall. No había mucho donde elegir y finalmente el eligió una. Era una mochila Head, con azul,gris y rojo, que no me gustó para nada. Pero había que llevar algo, entraba a clases al día siguiente. Yo siempre fui feliz con lo que sea que me comprara mi papá, pero que me comprara una mochila que me pareció fea, era algo imperdonable. Más encima mi papá me decía que esa mochila era del color adecuado. ¡Una no entiende eso! Bueno, a regañadientes me quedé con la mochila, debo decir que la odiaba.

Un día, cuando hubo clase de gimnasia, mi compañera de banco y yo dejamos nuestras mochilas en la sala. Al volver, descubrimos que alguien entró por la ventana y se las robó. Yo había dejado casi todo debajo del banco, adentro de la mochila estaba mi chaleco y un par de cuadernos. Lloré tanto. Mi papá llegó, tenía que esperar que saliera de una reunión. Me acuerdo estar en el patio con un compañero que trataba de animarme. Después llegó mi papá, con un chaleco que le pasaron. Yo lloraba y me abrazó. Pero mi pena no era por la mochila, era porque mi papá me la había dado y yo sentía que la había rechazado y justo cuando ya la había aceptado, me la roban. Ahora ya no tenía nada. Así, aprendí a valorar las cosas,no por su valor monetario o su apariencia, si no por lo que significan. Además no quería decepcionar a mi papá.

Mirando hacia atrás me doy cuenta de lo mucho que me ha dado en la vida. Tal vez no me compró cosas caras, o siempre nos llevaba a cosas gratis, pero me entregó cosas que hacen que cualquier cosa en que se haya equivocado no sea importante. A esta altura de la vida me enogrullece decir que si en algo se ha equivocado mi padre se lo perdoné todo, porque en realidad tanto él como mi mamá son los mejores padres que podría tener y no cambiaría las cosas que me tocó vivir. Lo único que habría cambiado es que no pelearan por lo que podían o no darme. Cuando chica no me importaba la calidad de la ropa, me importaba que mi papá me la compraba...pero a mi mamá si le importaba y ahi peleaban y yo me sentía mal por mi papá. O cuando yo me metía en las pozas de lluvia en el colegio, y me enfermaba, después mi mamá le echaba la culpa, pero mi papá estaba trabajando, hacía lo que podía para estar pendiente de sus deberes en el colegio y ponerme el ojo a mí, que me arrancaba de clases para ir a verlo. Además yo era medio alocada, unos niños (que vergüenza esto) estaban molestando a un niño porque tenía lentes y a mí(que iba en pre-kinder)no se me ocurrió nada mejor que ¡lanzarle una piedra! Mi papá me pilló y me retó, pero en realidad fue muy bueno y me explicó que eso estaba mal. Una de las cualidades que destaco de él es que tiene más paciencia que mi mamá y los enojos le duran poco. A lo mejor es en parte porque me ve como la niña de la carterita.

El sábado pasado me compró una torta y me hizo una once en su casa. Me emocioné mucho cuando lo vi venir cantando y con la torta, no sabía como reaccionar, pero ahora me dieron ganas de llorar. Es que ha sido un largo camino, ahora siento que estamos muy bien. Me gusta cuando siento que me apoya, por ejemplo años atrás cuando me cambié de carrera o ahora que me ha costado encontrar trabajo. Eso me demuestra su cariño, él no es mucho de decir con palabras. Cuando ese día nos vino a dejar a la casa a mi hermana y a mí, según me comentó, se acordó de cuando nos venía a dejar los fines de semana. Me habría gustado tanto que fueran más que los fines de semana...pero bueno, a cada quien le toca la vida que necesita.

Ahora muchas cosas se han compensado, lo que hace que las cosas malas sean sólo anécdotas, y no puedo dejar de agradecerle a mi papito por todo lo que ha hecho, no tiene sentido reclamar por lo que no fue, es mucho mejor atesorar lo bueno que me ha dado siempre. Yo sé que no fue fácil, ser profesor (con un sueldo que era peor que los de ahora) y además padre, tan joven, tener que pensar en el futuro de tantos y tratar de avanzar en una carrera. Siempre sentí que tenía un padre compartido con demasiados niños, pero ver lo que significa para sus ex-alumnos y los niños del colegio ahora, me hace sentir muy orgullosa (igual me da celos, pero soy comprensiva).

Por eso todo esto y tanto más, siempre le digo a mi papá que lo amo, porque todo lo que es para mí, no basta con que lo diga una vez, incluso esa palabra me parece poco, para expresar que valoro todo lo que es y que quiero sentir que siempre está conmigo.

¡Te amo papá!

No hay comentarios.: