jueves, septiembre 28, 2006

No hay nada cómo el original

Lo malo de la vida. Siempre las cosas buenas son irrepetibles. Por mucho que Aristóteles hablara del arte como imitación de la vida. Si hay algo de que estoy segura es el hecho de que todo lo bueno es irrepetible. Si algún intento de copia de algo es bueno, es por alguna característica que la diferencia, y, aún así el original, motivo de inspiración, continúa siendo mejor.

Esto no sólo se aplica en libros que pasan al cine (aunque eso es relativo porque es un cambio de medio, no es lo mismo en realidad) o al hacer un remake de una película clásica como Sabrina. Sucede en todo. Incluso en cosas que no se supone que lo sean, finalmente muestran ser una mala copia de otra.

Entonces, no nos queda otra cosa que disfrutar las cosas buenas al máximo. Porque los buenos momentos se quedan en nuestros corazones, pero, tristemente, son irrepetibles. Tal como las personas. En el fondo todas las personas tienen su gracia, todos somos distintos, eso es lo mejor, pero tarde o temprano también llega el momento de irse. Entonces nadie más podrá saber que era ESO tan especial, y tal vez, si la persona era de uno de esos que cambian el mundo, alguien en un futuro dirá "me habría gustado conocerlo; saber cómo era". Pero nada vuelve, ¿no?

Por eso la clonación y los remakes son una mala idea. Como los chocolates diet. Siempre el original será más dulce, más adictivo, más irresistible, más... excitante.

¿Valdrá la pena perder el tiempo con una copia?

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