domingo, julio 18, 2010

Just Another Day

De lunes a viernes, la alarma del celular suena a las 7 AM, para avisarme que comienza el día. Casi de forma inevitable, aprieto el botón para dormir 10 minutos más…y diez más. Puede que diez más. Para ese instante mis fieles mininos ya estarán mordiéndome las manos y gritando para que me levante a alimentarlos. Enciendo el notebook. Trato de no abrir Facebook…y fallo. Abro Twitter. Hay algunos mensajes de mis amigas italianas y algunos videos que ellas han puesto.  Pienso, uno no me dañará. Se me pasa la hora y me doy cuenta por lo general cuando faltan 10 minutos para las 8, e incluso menos. Pongo música, algo animado, mientras me visto a toda carrera. En el camino a la cocina, alimento a los gatos. Si hay tiempo, a veces enciendo la estufa. Envuelvo mi sandwich y guardo el almuerzo. Vuelo. Mi mamá entrega el primer sermón del día: “Crees que vas al colegio”. Puede que tenga razón en eso.

Son las 8:10. Me despido  de mis fieles acompañantes, Frijolito me desconoce vestida para la oficina. Salgo corriendo, envuelta con varias capas de ropa de lana. El frío corta la piel. Trato de correr para avanzar, debo estar en Pedro de Valdivia a las 8:20. El viento frío me impide correr y además cuando me acelero me duele el pecho. No puedo correr a menos que sea recreacional. Veo a la gente esperando micro, pero seguiré mi camino, yo puedo caminar y llegar antes que ellos. Cruzo la avenida corriendo, eso me hace ganar minutos, un par de metros no me hace mal.  Paso frente al colegio, sigue igual como hace ehm….muchos años. Hasta el portero es el mismo. El frío  y mi usual ensueño matutino casi me impulsan a entrar e ir a clases…luego recuerdo que debo trabajar.  Pienso en la suerte de las niñas que se cruzan en mi camino, caminando en grupos y hablando a gritos entre ellas.

Miro la hora y tengo que apurarme. Por lo general logro llegar a Pedro de Valdivia a la hora que espero. De todos modos, vuelvo a cruzar corriendo. Cruzo sectores residenciales,veo el pasto y las hojas congeladas, lo cual es bello, pero físicamente no se siente tan bien. Al llegar a la avenida Marathon son casi las 8:30. Pienso en el reloj donde se marca tarjeta, está atrasado unos minutos, menos mal. Cruzo como puedo. ¿Cuando irán a poner un semáforo?

Saludo a los perros que hay en el camino. Mi favorita es una rottweiler preciosa de la empresa del lado. Parece una osa. Llego al fin. Entro saludado a todos. Acelerada, bueno, así soy, aunque venga bien de hora. Además temo que me rete mi jefa, llegué 2 veces atrasada y  por eso me tiene en la mira. Empiezo a trabajar de inmediato…si el computador lo permite, a veces no se enciende de inmediato. Mientras, me quito las zapatillas, me pongo las botas, saco mi chalcito para el frío: nuestra calefacción es el equivalente a un secador. Tomo un alto de papeles y trabajo por un rato, hasta que a las 9 saco mi pan y me dispongo a tomar mi taza de té. Entonces pienso en la frase de esa canción de Paul: “It’s just another day, dudududu” Sí, otro día más.De ahí, sólo me queda esperar el  viaje a casa y evitar la tentación de entrar a Facebook en horas de trabajo, para sentirme más acompañada. Dudududu…

No hay comentarios.: