viernes, enero 04, 2008

Empecé este año cansada del otro

Primera entrada del año. No he estado con muchas ideas, las gasté todas en la preparación de las fiestas.

Los planes de año nuevo tuvieron un giro que se venía anunciando desde antes de navidad: primero, mi hermana dijo que se iba a Iquique y que volvía el 2 de enero, luego, mi primo Daniel avisó que iría a no sé dónde con su polola, mi prima Marcia acompañaría a su papá y sus abuelos (junto con todo su clan)y finalmente mi tía avisó que también la habían invitado. Sólo quedabamos mi mamá y yo. Le comenté "bueno, ahora falta que me digas que tienes vigilia en Año Nuevo", recordando un año en que pasamos el Año Nuevo en la iglesia. Mi hermana y yo eramos chicas y teníamos que estar con todos los otros niños, aparte. Creo que fue el único Año Nuevo en que no estuve con mi mamá.

Ya nos estabamos haciendo a la idea de hacer todo el banquete que teníamos pensado y comerlo solas (estaba ya todo comprado)y decidimos invitar a mi abuelita. No lo habíamos hecho antes debido a los reclamos de mi papá de que le quitábamos a su mamá...ehmm. Cuatro días antes llamamos a mi abuelita, aunque supuestamente mi papá la habría invitado.Ella dijo que no y que venía con nosotras. Después supimos que mi papá la había invitado pero mi abuelita no parecía muy entusiasmada por la idea...en especial porque al parecer la cosa era en la bomba (mi papá es bombero...de los que apagan incendios).

El 30 en la noche comenzó la maratón de cocina, con mi cheesecake. Al día siguiente continuamos y no paramos hasta las 10 pm. Sentía que me tiritaban las piernas. Después nos dimos cuenta de que era demasiada comida, pero hicimos el esfuerzo para comer de todo. Luego abrí la botella de champaña...y el corcho saltó antes que terminara de darle vuelta al alambre y pegó en el techo. Y yo también salté. Grabamos casi todo en video, incluído un saludo para mi hermana porque no podíamos contactarla a su celular. Las líneas estaban saturadas y los fuegos artificiales estuvieron más estruendosos que nunca en Santiago. Pero definitivamente me hizo falta dar más abrazos. Mi abuelita, como cábala nos abrazó con un billete en cada mano. ¿La mía? ¡Los calzones amarillos, porsupuesto!. Me imagino que la Kathy haría todas las de plata jojoj, comiendo lentejas...Hablando en serio, no creo en las cábalas, pero me río harto. Es parte de la tradición. Junto con las promesas de siempre ¿Serán también una cábala de Año Nuevo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola loquilla, feliz año! Que bueno que lo pasaste bien, en familia. Al final parece que nadie salio de la casa, yo tampoco sali.
Nos vemos.