viernes, enero 12, 2007

Decisiones

No sé si ya he dicho que la vida está llena de decisiones. Demasiado llena. No recuerdo cuando fue la primera vez que tuve que decidir algo, pero creo que nunca se está listo para hacerlo.

Es extraño, siempre es molesto tener que hacerlo, pero es horrible no poder hacerlo.


Por ejemplo, tuve que decidir que hacer con mi vida, seguir o no en diseño, si elegir otra carrera o continuar la misma. Fue difícil, pero lo bueno es que decidí bien. En el fondo yo diría que gran parte de las decisiones de la vida son acerca de si seguir con algo o dejarlo. Ahora que miro hacia atrás es innevitable pensar que habría sido de mí si hubiera tomado otras decisiones.


Cuando miro el pasado pienso que decidí bien, pero hacia el futuro tengo mucho en que pensar y me doy cuenta que realmente odio tener que elegir, es demasiado crucial.


Por otro lado hay cosas en que no tengo opciones, que son porque sí. Yo no pude elegir, no tuve palabra en la separación de mis padres, pero bueno, sucedió, ellos decidieron, y hay otras deciciones en que me hubiera gustado participar, pero eran totalmente de jurisdicción divina. Siempre me pregunto en que lío de existencia estoy, me gustaría que Dios me mandase un memo para actualizarme de las acciones a seguir, cuál es el plan de negocios, digo yo. Los caminos de Dios son misteriosos, pero me gustaría una pistita porque, en serio, hay confusión en este departamento. Me duele no decidir en algunas cosas porque no puedo tratar de arreglarlas. Realmente da impotencia, pero que le voy a hacer. Dios sabe.


Muchas veces he tenido que decidir dejar algo que no me convenía para nada, que sólo me podía hacer mal, y bueno, cuando se es más joven eso es lo más difícil de abandonar, no te das cuenta del perjuicio. Pero, ¿saben que es mil veces más difícil? dejar algo bueno, algo que te llena de felicidad, que no tiene nada de maldad, pero que irónicamente es lo que más daño puede hacer a largo plazo. Raro ¿no? ¿cómo algo bueno puede volverse en tu contra?, pero se dan los casos. Personalmente, esos son los que traen miles de decisiones y dudas de la mano, de ¿por qué seguí adelante? ¿por qué no seguí? o ¿cómo habría sido?
Una confesión: vivo con la sensación de que me perdí algo, no sé qué. Y me dan ganas de llorar. Que me perdí de algo bueno. No sé, muchas veces añoro otros tiempos y otras tierras, lejanos a mi. Es como si estuviera adentro de un vaso se vidrio: tengo idea de lo que hay fuera del vaso pero es inalcanzable.

Ahora,estoy en uno de los grandes dilemas de la vida, que también involucra seguir con mi vida o esperar...algo...Sería terrible que pase la vida y darme cuenta que decidí mal.


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