jueves, agosto 02, 2007

Maestra Ximena

Ah, admirable la vocación que poseen algunos para la pedagogía. No cualquiera puede tener la paciencia necesaria como para seguir adorándola luego de un día luchando con un curso entero de adolescentes que carecen de cualquier concentración. A mí por eso me bastó con el semestre que fui ayudante en el colegio. Es decir, mucho cariñoi y todo, sí, pero igual es agotador.

Ahora estoy haciendo clases particulares a un grupo de cuatro hermanos (tres niñas y un niño) y es un poco más liviano, pero eso no hace que sea fácil. Por ejemplo, tienen más libetad para pelear entre ellos. Yo, gracias a Dios, tengo harta paciencia (los últimos meses me he dado cuenta de que es una santa paciencia que yo no había notado, creí que se había agotado hace tiempo).

Hoy tuve que ir, por segunda vez esta semana, a reemplazar a mi mamá a la librería. No quería, en especial ahora que ya entregó el famoso papelito, prefiero no andar mostrándome, es recargar mucho el tema por mi parte. Ya me caía de sueño, por la falta de costumbre, y estuve ahí hasta poco antes de irme a hacer clases. Más encima mi mamá me dijo que tenía que ir de nuevo mañana. Muchos días a mi gusto. No serían muchos si hubiera alguna demostración de interés... ¿y si no sucede nunca? Bueno, ya me habré resignado supongo, ya hice todo lo que estaba en mis manos (manteniendo la dignidad).

Estoy zzzzzzz...mejor voy a descansar. Ya quiero que sea fin de semana.

No hay comentarios.: