Después de cada tormenta...
Al acercarse el final de cada crisis en mi vida, llega un período de reflexión. Eso es la parte amigable, siempre termina sirviendo para algo: para descubrir algo nuevo sobre mí, para mejorar, reescribirme. A esta altura de la vida, gracias a Dios, ya sé bien quien soy y que normas me rigen, así que esa última opción, ya se estaría descartando. Pero, siempre se pueden corregir cosas, tener nuevos pie de página para el futuro. Al final termino sintiéndome más sabia. (Y afortunadamente no más vieja).
Luego de lo que pasó con sincrónica me di cuenta de que mi carácter me hace ser sobreexigente conmigo misma algunas veces, y es por eso que no valoro como debiera las cosas que hago. Es cierto que a veces comento entre mis amigas lo buena que soy para esto y para lo otro, pero es de la boca para afuera. Placebos efímeros para mi autoestima. Siempre digo esas cosas como en tono de broma.
Sufrí mucho con lo de sincrónica. Pensaba en cómo me podía ir tan mal en comparación con los otros ramos, que no podía ser. Que tenía que ser la mejor.
Para los que no saben, esto antes no era así. Quería ser la mejor en otras cosas, pero lo de estudios no me marcaba tanto. Con que me fuera bien bastaba. No es que no me preocupara, pero cuando tienes un nivel tiendes a quedarte ahí y entre menos alto estés menos te duele la caída. De otras cosas caia desde muy alto. De los estudios no tanto, pero más que nada porque no consideraba que yo fuera muy buena. Siempre mi hermana había sido la niña aplicada de la casa.
Cuando cambié de carrera, me esforzé más porque no quería seguir estudiando eternamente, y me empezó a ir muy bien, como nunca. Y pasé a una categoría superior. Pero con ese ascenso, también se deben llenar otros requerimientos, mantener ese nivel, llenar los zapatos como se dice. Por eso sincrónica me dolió tanto. Tenía expectativas que llenar, y lo más gracioso que no solo las mías, sino también las de otros que me ven como una estudiante ejemplar que no deberían encontrarse jamás en un exámen (este semestre me verán en dos, y espero que no se repita). Creo que en el fondo lo que más me dolía era arruinar esa reputación que antes nunca tuve, que me parece tan rara y fugaz.
Así, estos días, me cuestioné constantemente acerca de esto. Cómo es que nunca antes pude dusfrutar eso, el ser buena alumna, talentosa si es que se puede decir. Pensaba, llevo dos carreras, ¿se puede pasar de ser tan mediocre a esto?...¿ya se acabó mi tiempo de éxito?. Es ridículo que pensara esto último, ya que en todo me iba excelente. Este ramo era una mancha para mi por demasiados motivos. Y sobre lo otro, acerca de la primera pregunta, yo sola me saqué de ese error ayer, deshaciéndome de algunos papeles( si, boté algo ¡ohhhh!) Encontré algunos trabajos que había hecho en diseño, y que todo este tiempo cuando pensaba en ellos, los recordaba con miles de errores, malos, fomes, mediocres, etc. ¡Y no eran así! (espero que nadie me desmienta) Tenía muy mala imagen de todo lo que había hecho con tanto esfuerzo. Y ayer los vi, y me valoré un poco. Pero también me puso triste. Eso me trae muchos "por qué" a la mente. ¿Será que la respuesta a todos los "por qué"s que tengo en mi cabeza es " porque soy mujer"?. Si asumo que es esa, ya debería dejar de fundirme los fusibles buscándole respuesta a todo. Pero esa no sería yo. Esa sería una figura de papel. Y yo no soy desechable, que quede claro.
Al final decidí tratar de relajarme. Seguiré tratando de ser la mejor, no lo puedo evitar, pero de vez en cuando me recordaré que para eso no necesito que mi cabeza estalle o el reconocimiento de otros. Sólo debo seguir haciendo las cosas que amo, sólo porque sí.
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